6.5.10

ARTE HUERCO Entre el Humor y el Horror EN TIERRA DE TODOS, REVISTA CULTURAL, 2009





Por: Angélica Gallegos

La frenética narcoviolencia que padecemos en la mayor parte de la República Mexicana suele ser un fenómeno más difícil de narrar que de ficcionar. Performances y apropiaciones urbanas abyectas se manifiestan en ajustes de cuentas: cuerpos expulsados, degollados, amputados, castrados, quemados.
Vivimos una época en la que los medios masivos pretenden alinear nuestra percepción a los intereses de un orden social. Los noticieros, la prensa y la radio parecen estar empeñados en disfrazar esta rabiosa ola de crímenes con una aparente exterminación de la mafia en nuestros estados. Sin embargo, en el espacio cotidiano, en el vecindario, a voz baja y secreta, estos relatos lúgubres se archivan entre mitos y realidades sacudiendo el imaginario de algunos artistas, confrontándolos a pisar los espacios del arte contemporáneo, sitio donde la mística del acto creativo y el ensalzamiento del autor como creador parecen perder importancia, perfilando con más claridad el papel de mediador en una acción de carácter funcional, es decir, el creador llega a actuar como un ser analítico, terapeuta e integrador social, que además de ocuparse de una estética visual, es capaz de crear situaciones para la reflexión de ideologías políticas, de género, medioambientales y culturales, entre otras. Un ejemplo de ello es Ricardo Delgado, pintor nacido en Tampico, Tamaulipas, radicado en México D. F., egresado de la Escuela Nacional de Artes Pláticas La Esmeralda. Su propuesta denominada Arte huerco (que en alguna ocasión fuera víctima de la censura por tratar temas de violencia y de matones), responde a una pintura contemporánea que vislumbra un espectro de la cultura de nuestro país, la de personajes del narcotráfico y mafias: huercas dulces y machines urbanos, compas, rubias sexies, caciques y misses, todo ellos dialogando en una suerte de doble cara: la del humor y el horror. Estas imágenes nos conducen a una dimensión donde la realidad parece reírse de misma.
Respecto a su lenguaje pictórico, el pintor Jazzamoart comenta: Al observar las pinturas de Ricardo Delgado nos encontramos con una gama de personajes y situaciones que van poblando sus telas con un sentido a veces humorístico, otras sarcástico, en otros momentos de crítica aguda a una sociedad todo esto al margen del lenguaje puramente plástico. Lo que Delgado nos propone es que al estar frente a su trabajo vivimos y sintamos vernos en ese espejo de la sociedad; no solo norteña huerca, sino de todas las sociedades y sus diversos colores y niveles, de alguna manera todos participamos en eso que Ricardo pinta y denuncia en sus óleos.
En Las huercas power flower, bajo una estética kitch, Delgado conforma una serie de pinturas animadas con ojos locos y mirada desorbitada, refrescándose entre flores y diamantinas. Huercas de rostros feroces transitan entre el espanto y la obscenidad de esta serie.
En los lienzos de Espectros porteños, Oda a los Hermanos Almada Ricardo plasma a iconos del cine mexicano como los Hermanos Almada. El creador afirma que estas figuras de oscuro folcklore, no muy aceptado en los 70’s, son personajes nacidos del narco, y que los sobreexpone para reivindicar una cultura que ha dejado huella en el imaginario mexicano.
En Glorious Pistols, de la A a los Zetas, Ricardo ha transitado por una de la fronteras más conflictivas, lo que explica el realismo de sus personajes de nota roja. Asimismo, su afán de denuncia lo ha llevado a crear a MDL, uno de los personajes que disfraza su voracidad criminal bajo estrellas y diamantina: siempre al acecho, siempre listo para hacer fuego a cualquier movimiento en falso. Los compas de la serie de la A a los Zetas, transpiran la maldad y el poder del que hacen gala, al mismo tiempo que un halo de gracia provocada por la ingenuidad infantil del uso de adheribles.
Ricardo logra expresar esos excesos del hombre, entre el humor y el horror su Arte Huerco establece un espacio para la reflexión de una realidad que ha alcanzado, estruendosa, nuestra cotidianidad.

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