1.8.17

LA GUERRILLA FANTASMA - HORA CERO- RIVAS, CON EL ESPINAZO QUEBRADO


Edición 465 pag. 2






Enrique Rivas, alcalde de Nuevo Laredo, está en problemas serios, pues ya no responde al castigo, solo lo asimila y se lo traga; ya no revira envalentonado como gallo de palenque o bravucón de cantina.
Ahora más bien se ve penetrado, solo y callado; parece que las últimas publicaciones acerca del derroche en su gobierno lo tienen paralizado.
El personaje en cuestión se gasta 10 millones de pesos al mes en prensa que no le han servido para amortiguar los cañonazos a su gestión, misma que cada vez se ve más minada.
El poder y el dinero revuelto con la ingesta desmedida de alcohol en especial con tequila, acompañado de habanos de la mejor manufactura, suelen ser una mezcla altamente tóxica que poco o nada ayudan a la toma de decisiones para cualquier mortal, y mucho más para aquellos que tienen responsabilidades de carácter público.
El alcalde decidió chocar de frente con El Mañana de Nuevo Laredo, de seguro por viejos rencores propios de la generación anterior que lo animaron, que no son fáciles de superar y se meten entre las venas.
Cuando no tienes cola que te pisen entonces a lo mejor intentas una maniobra y eres prudente, pero cuando estás sucio… es un suicidio.
Hoy se ve como un animal herido con el espinazo quebrado, vivo pero sin avanzar y sin futuro dando vueltas en círculo entre las nopaleras, dejando rastros de sangre y huesos por todas partes.
Ahora cuesta arriba rumbo a su reelección en 2018 su camino se ve pesado y la meta lejana, muy lejana.
Mientras otros militantes de su partido cercanos al poder estatal se lamen los bigotes, y otros de siglas diferentes se frotan las manos haciendo planes, esperando el momento, él abrió el espacio y su tremenda torpeza lo dejaron muy vulnerable.
Él renunció a ser el líder de la manada y está destinado al desecho. Sus rivales con facilidad encontrarán la forma deshacerse de él, y de manera cómoda lo van a relevar.
Es una historia triste, el chico prometía. Lástima, otro que se pierde en esta brega llena de laberintos: el poder.

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